Pocas ciudades de Asia pueden presumir de resultar tan seductoras para el turista como Hanoi, con encanto francés y una historia de dragones azules.
Hanoi es capital de la República Socialista de Vietnam con un paisaje encantador de lagos, bulevares sombreados y parques frondosos encaja como el escenario idóneo para exhibir sus tesoros arquitectónicos, como una pagoda de 1.500 años, construcciones coloniales francesas y sorprendentes rascacielos modernos. Con sus mercados bulliciosos, la próspera vida nocturna y su excelente gastronomía atraen a visitantes de todo tipo a la antigua urbe.
En vietnamita, Hanoi se escribe en dos palabras: Ha “rio” (en referencia a Song Hong o rió Rojo ) Noi “dentro”.
Es la cuna de gran parte de la cultura tradicional vietnamita, la ciudad deja ver el espíritu del Vietnam histórico, con sus templos, sus monumentos y sus callejuelas propias de una cultura ancestral en el casco antiguo y refleja a la vez los cambios meteóricos que se imponen en el país, con los ejecutivos consumiendo sus cappucinos en las terrazas de las cafeterías mientras comparan sus teléfonos móviles.
Hanoi es el bullicio, los mercados, las miles de motos, bicicletas y taxis haciendo sonar sus bocinas que dan la sensación de caos permanente, de andar siempre sobre el alambre, de no saber qué sucederá en la siguiente esquina.
Hanoi es una ciudad siempre viva, porque la gente vive en la calle y la calle palpita en cada rincón, en cualquier momento del día o de la noche. En sus hombres tocados con el salacot verde del Ejército y en sus mujeres ataviadas con el Ao Dais, el tradicional y elegante traje nacional vietnamita.
La ciudad de los rezos a Buda, las ofrendas a Confucio y las leyendas de tortugas que transportan espadas redentoras de pueblos oprimidos. Hanoi, la ciudad de los lagos inexplicablemente tranquilos entre el ritmo que impregna una de las ciudades mas interesantes de Asia.